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Todo lo que mis seres queridos aprendieron cuando salí del armario

No tuve una experiencia perfecta cuando salí del armario como transexual. Muchos amigos y conocidos no fueron capaces de cambiar su percepción sobre mí y no entendieron los nuevos términos que estaba usando para describirme a mi mismo. Al mismo tiempo que conocía nuevas personas y hacía nuevos amigos, tenía que luchar diariamente con salir del armario. Pero tuve suerte porque hubo muchas cosas que mis seres queridos hicieron bien cuando se lo dije, Aquí dejo unas pocas de las mejores cosas que ellos hicieron:

1. Me apoyaron cuando intentaba probar cosas diferentes.

No supe inmediatamente que era transexual y qué palabras exactamente quería usar para describirme. Este proceso fue desarrollándose durante muchos meses, donde hablaba sobre mi identidad a mis amigos íntimos y familiares.

Cuando les hablé sobre mi orientación de género, mis seres queridos nunca usaron el hecho de que yo estaba inseguro acerca de mi identidad para cuestionar la validez de mi experiencia. Ellos me apoyaron cuando me probaba ropa nueva, identidades, pronombres, me hacían saber que me querrían y apoyarían sin importarles qué palabras elegía para describirme o cómo me vestía. Al hacer eso, me permitían explorar mi identidad sin miedo a su desconfianza o enfado si cambiaba términos de identidad o pronombres demasiadas veces. Fue una parte enorme de mi exploración sentir ese apoyo incondicional a la vez que intentaba encontrar con qué me sentía mejor.

2. Creyeron en mi sinceridad sobre mi experiencia. 

Aunque las ideas y términos que usaba para describirme eran nuevas y desconocidas para ellos, mis seres queridos nunca dudaron que mi experiencia estaba siendo real e importante para mi. Nunca desafiaron la validez de mi género. En vez de eso, me hicieron saber que confiaban en mi propia percepción. Me escucharon cuando hablaba sobre ello y aprendieron conmigo a la vez que exploraba mi identidad de género.

3. Hicieron los cambios que les pedí para referirse a mi. 

Cuando finalmente me sentí lo suficientemente seguro de mi mismo para comenzar a hacer cambios sobre cómo referirse a mi y qué pronombres usar, los míos hicieron estos cambios conmigo y empezaron a referirse a mi con nuevos términos y pronombres. Mi madre empezó a llamarme su “chico”, y mis amigos cambiaron sus percepciones sobre mí de chica a no-binario, usando el pronombre que yo les dije que usaran. Ellos lo hicieron aunque pensaran que era duro para ellos hacer el cambio y a veces se hacían un lío. Lo siguieron intentando hasta que lo hicieron bien. Conversaron conmigo sobre la importancia de mi nuevo nombre y pronombres hasta que entendieron exactamente cuánto me importaba.

4. Apoyaron mis cambios en las presentaciones.

Cuando empecé a explorar mi género, me asustaba cambiar mi presentación a más andrógino, y a veces, sólo masculino. Me aterrorizaba que no pudiera gusta más a la gente o que pensaran que era atractivo, pero mis seres queridos me hicieron saber que a ellos les seguía gustando y pensaban que me veía bien, así que empecé a llevar ropa que era más cómoda para mi. Más tarde, también me ayudaron cuando empecé a ampliar mi presentación para incluir un atuendo más femenino. Nunca insinuaron que esto me hacía menos no-binario o que reducía la validez de mi género a sus ojos.

5. Me defendían ante nuevas personas cuando yo se lo pedía. 

A veces es estresante para mí explicar mi género y pronombres a nuevas personas o defenderme cuando alguien me ataca por mi identidad. Todas esas veces, cuando le pedía a los míos involucrarse, ellos tenían un apoyo magnífico para mi, encargándose de aluno de mis roles explicando cosas a nuevas personas o defendiéndome en caso de acoso. Sé que puedo contar con ellos cuando necesito que alguien me apoye para afrontar la ignorancia, tanto como si es con buenas maneras o de otras diferentes.

6. No se avergonzaron de mí. 

Mis seres queridos no se avergüenzan de mi por mi género, y no les importa explicar a otras personas (quizás confundidas porque los míos usan un pronombre neutral para referirse a mi). No me preocupa que se encojan cuando piensan en explicar mi identidad “rarita” a gente “normal” porque sé que me aceptan y me quieren a mi y a mi identidad de género. Más a fondo, ellos no preguntan o responden cuestiones invasivas sobre mi identidad de nacimiento o mis genitales. Respetan mi privacidad y saben que esas cuestiones son groseras e innecesarias.

7. Me confortaban cuando me venía abajo. 

Algunas veces, luchaba con las dificultades sociales y emocionales que vienen con ser transexual. Es difícil ser no-binario en una sociedad que muy ocasionalmente me reconoce por lo que soy. Otras veces, luchaba con cuestiones internas acerca de la disforia que puede hacer que para mi será duro vestirme o amar mi cuerpo. Durante esas veces, los míos siempre me aliviaban  con un abrazo o la oportunidad de una charla. Unirse al mundo es más fácil cuando sé que tengo gente que me quiere y me quiere.

Por todas estas razones, doy las gracias a mis seres queridos que hicieron que todo fuera más fácil cuando me descubrí como transexual. No es fácil dar el paso, y cada persona que trabaja para dar un apoyo a los que quieren lo hace menos difícil.

¿Cuáles son las cosas que los tuyos hicieron bien cuando saliste del armario?

[Imagen de cabecera: El fotógrafo muestra a dos personas abrazándose. La persona de la derecha tiene el pelo corto y castaño y lleva una camiseta de manga larga azul claro con una bufanda estampada. La persona de la izquierda tiene el pelo corto, castaño y ondulado y lleva una camiseta morada, azul y beige.]


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